Presidiendo todo el recorrido está la silueta imperial de la Fortaleza Roja, una Alhambra querida, deseada y admirada durante siglos, que embruja a Granada y a cualquiera de los millones de visitantes que cada año llegan a conocerla.
Hemos elegido este Paseo de los Tristes, porque sin duda es uno de los lugares más especiales de esta ciudad milenaria.
El paseo empieza pasada la Iglesia de Santa Ana en el final de Plaza
Nueva, donde el río Darro abandona
la superficie para recorrer la Granada subterránea. La plaza creada sobre el abovedado del Darro
(el que da oro, al menos eso hacía hace 500 años), ha sido durante siglos
epicentro de la vida de la ciudad, donde se unen los tres barrios principales:
el Albaicín, el centro y la Alhambra.
Comenzamos a caminar río
arriba, entre puentes como el de las Chirimías o el del Aljibillo y palacetes
de las familias más ilustres que poblaron Granada durante los siglos XVI XVII,
algunos de ellos hoy reconvertidos en hoteles o en museos.
Una joya de la ingeniería
civil árabe se esconde en un recodo del camino. El bañuelo, del siglo XI,
esconde unos baños públicos árabes perfectamente conservados, y nos muestra uno
de los lugares más importantes en la vida cotidiana de Al Andalus, donde los
ciudadanos acudían a realizar sus abluciones, a realizar negocios, a jugar al
ajedrez o simplemente a charlar y pasar un rato entre amigos. Después pasamos por la iglesia de San Pablo y San Pedro, erigida en 1500 sobre los restos de la
mezquita adjunta a los baños.
Sólo a unos pasos se
encuentra la Casa Árabe de Zafra, completa y en un magnífico estado, pese
a los más de seiscientos años han pasado desde su
construcción en el siglo XIV. Se trata de una casa hispanomusulmana que, como otras de la
ciudad, como Daralhorra o el Cuarto Real, ha pervivido al integrarse en un monasterio,
en este caso, en el convento de Santa Catalina de Zafra.
Al final de la plaza se nos ofrecen dos opciones, a cual más apetecible.
Hacia la derecha, cruzar el río para subir por la Cuesta del Rey Chico o Cuesta
de los Chinos y adentrarse entre murallas, torres y riachuelos en los misterios
de la señora de la Sabika, la mágica Alhambra.
Y hacia la izquierda, la Cuesta del Chapiz nos conduce al Albaicín y al
Sacromonte, los barrios donde se conserva más pura la esencia de Granada.
En el
Albaicín se puede disfrutar de vistas espectaculares de la colina de la
Alhambra, dominando el horizonte de la ciudad de Granada y ofreciendo una de
las puestas de sol más bellas del mundo. En el Sacromonte, se respira flamenco, y en sus casas-cueva se puede
disfrutar del arte gitano más puro en sus conocidos tablaos y sus mágicas
zambras.
¿Y cuál es tu rincón favorito de Granada?
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