Una ruta por los Pueblos Blancos

Entre las provincias de Cádiz y Málaga se extiende una sierra con un abundante patrimonio arqueológico, en un recorrido abrupto, sabroso, verde y emocionante. A los pueblos que la salpican los vincula una especial relación, ya que a todos se les considera dentro de la Ruta de los Pueblos Blancos. Para este fin de semana, proponemos una ruta por algunos de los pueblos occidentales de la Serranía de Ronda, que acaba en la capital de la comarca.

La ruta comienza en Cortes de la Frontera, donde se pueden visitar las ruinas romanas de Saeponta, la torre de El Paso, el tempo Mozárabe, la Casita de Piedra o el impresionante parque de La Sauceda.
Después, el viaje atraviesa Algatocín, donde el centro del pueblo conserva aún la atmósfera de su pasado árabe. Al pasar por Atajate, nos sorprente el paisaje marcado por los contrastes que nos conduce hasta Jimera de Líbar, un tranquilo pueblo, ideal para relajarse y tomar un merecido descanso.

En Benaoján, las ondulaciones del terreno hacen que las casas aparezcan descolgándose por las laderas de la colina como rociados sobre un lienzo verde. Las dos formaciones geológicas principales de la zona son el sistema Hundidero - Gato, con sus cuevas y lagos y la cueva de La Pileta, cuyas pinturas han merecido la consideración de Monumento Nacional. La cueva de La Pileta es uno de los más bellos ejemplos de arte rupestre del paleolítico de Andalucía.

Último pero no por ello menos importante, llegamos a Ronda, en la última parada del camino y una de las ciudades más antiguas de España. Su espectacular tajo, un desfiladero de más de 200 metros de profundidad, divide la ciudad en dos partes, unidas por un puente de piedra. Los Baños Árabes, el Palacio del Rey Moro, la Plaza de Toros, la Fuente de los Ocho Caños y los miradores del Tajo son solo algunos de los placeres que ofrece Ronda.


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