"Eran tres hermanos y, de los tres hermanos, uno era tonto y los otros dos, para ellos, eran listos. Un día al tonto, que tenía a su madre con él, se le murió la madre y él no tenía dinero para enterrarla.
Y decía: “¿Cómo entierro yo a mi madre?”. Se enteró de que había misa en la iglesia y pensó: “Ahora mismo me voy a echar yo a mi madre a cuestas y voy a ir a la iglesia a ver cómo me las apaño”. Esperó que se llenara la iglesia, entró el tonto con la madre a cuestas y la puso detrás de la puerta, en pie, muerta. Dijo el cura su misa y, con las mismas, salió la gente de la iglesia. El tonto se quedó rezagadillo y, cuando va el cura a cerrar la puerta, ¡uh!, la vieja pegó un viejazo y se cayó al suelo.
-Hombre, ¿qué ha hecho usted con mi madre? ¡Que me ha matado a mi madre!
-Cállate, hombre, cállate, que esto se arregla ahora mismo. Mira: yo te doy un saco de dinero y la enterramos aquí en la iglesia. Y aquí no ha pasado nada.
Y eso hicieron, la enterraron en la iglesia. El tonto se fue con las monedas para su casa y, al llegar a la casa, dice:
-Hermanos, hermanos, mirad lo que me ha pasado: ha muerto mamá, la he enterrado y encima me han dado unas pocas monedas de oro.
-¡Quillo! ¿Eso cómo puede ser?
-Sí, pues sí, en la iglesia la he enterrado y me han dado unas pocas monedas de oro.
Los hermanos listos empezaron a idear cómo se las iban ellos a apañar para coger dinero. Y dijeron:
-¿Sabes lo que vamos a hacer? Que vamos a matar a las dos mujeres.
-Eso va a estar hecho ya.
Se fueron a la plaza y llenaron los serones de cada burro de pescaíto chico, del más chico que había, y dijeron:
-¡María, este pescao tiene que estar arreglao a mediodía y si no está arreglao os matamos!
Las pobres mujeres no sabían qué hacer.
-¿Esto cómo lo vamos a arreglar nosotras?
-Nada, que lo tenéis que arreglar.
Se ponen las pobres llorando a arreglar el pescado, pero ellas sabían que de ninguna manera podían arreglar el pescado. Cuando llegó el mediodía, vienen los tíos hechos una fiera:
-María, ¿habéis arreglao el pescao?.
-No.
Y, con las mismas, matan a las dos mujeres. Se van para la iglesia con las dos mujeres a cuestas y, cuando los ve el cura y los vieron las autoridades, lo que hicieron fue cogerlos y meterlos en la cárcel a los dos.Mientras estuvieron en la cárcel, ideaban a ver qué iban a hacer para quitarle el dinero al tonto de su hermano, y pensaron tirarlo por el Tajo de Ronda.Cumplieron su tiempo y salieron los dos de la cárcel.
-Hermano, te vamos a tirar por el Tajo de Ronda.
-¿Por el Tajo de Ronda?
-Sí.
Lo cogieron, lo metieron en un saco y lo cincharon en un burro. Echaron al burro por delante en el camino y los dos iban por detrás un poco retirados. Mira por dónde, el tonto sintió los cencerros de unas cabras y empezó a decir esta retahíla para que el cabrero lo sintiera:
-Que no, que me quieren casar con la hija del rey y yo, con la hija del rey, no me quiero casar, que no me da la gana.
Acude el cabrero al saco y dice:
-Chiquillo, ¿qué estás diciendo?
-Eso, que me quieren casar con la hija del rey y a mí no me da la gana de casarme con la hija del rey.
-Chiquillo, pues bájate que me meto yo ahora mismo.
Entre los dos se las apañaron para cambiarse el uno por el otro sin que los otros dos se dieran cuenta. Una vez fuera, el tonto se quitó de en medio con las cabras para que los otros no lo vieran. Y siguieron sus hermanos camino adelante creyendo que su hermano tonto iba dentro del saco. Llegaron al Tajo de Ronda, tiraron el saco y volvieron muy contentos creyendo que habían tirado al tonto por el Tajo. Por el camino, ven desde lejos a un cabrero y dice uno:
-Hermano, ¿no parece aquél el tonto?
-¿Cómo va a ser eso, si al tonto lo hemos tirado por el Tajo de Ronda?
-Que sí, que se parece. Tira p’arriba pa verlo mejor
-Pues sí que es el tonto
-Hermano, ¿pero qué haces aquí? ¿No te habíamos tirado por el Tajo de Ronda?
-Sí, y si más alto me hubierais tirado, más cabras habría sacado.
-¡Me cago en la mar! Lo tiramos por el Tajo de Ronda y aparece con la piara de cabras aquí. ¿Vamos a tirarnos nosotros dos?
Empezaron a echarse esas cuentas y se van para el Tajo de Ronda y dice uno:
-Tú te vas a tirar antes; si hay cabras, dices hay y, si no hay, pues no digas nada y yo ya no me tiro.
Se tira el primero y grita al chocarse:
-¡Aaayyy!Y se tiró el otro creyendo que había cabras."
Cuento tradicional, transmitido oralmente
INFORMANTE: Andrés Morales (Bolonia, Tarifa, Cádiz).
RECOGIDO POR: Juan Ignacio Pérez.
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